José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus
No hay viajes, sólo
viajeros. De un simple paseo para comprar el periódico a la decisión de emigrar,
hay siempre dos formas que están en la base de estas decisiones: la de la búsqueda
y la de la huida. Aparentemente será todo igual, pero la diferencia invisible
entre los dos casos es absolutamente decisiva.
Los fugitivos, saltando
de exilio en exilio, van descubriendo que no están bien en ningún lado… huyen
de los lugares intentando escapar de sí mismos… mudan de clima a la espera de
que sus problemas les pierdan el rastro… viven permanentemente en un error muy
lejos de la verdad.
Las dificultades reales
residen en el interior, y es ahí donde el hombre debe hacer su lucha. Ahí
mismo, donde cada corte duele profundamente, donde los golpes nos parecen todos
fatales y las heridas se empeñan en no cerrar. Decía un sabio: “Si tienes
miedo, ve a ver!” Huir de un problema sólo le da más fuerza. Quien sea capaz de
dominar sus miedos, enfrentar los gigantes que le viven en el pecho, luchando
sin preocuparse de las heridas, puede conquistar para sí un pedazo de perfecta
libertad.
El viajero cuyo destino
es la verdadera paz de aquí y ahora puede incluso perderse, pero creará, a
partir de la nada, un camino. Son admirables esas vías hechas por quien se
pierde, no sólo por ser puras y simples, sino también porque en su ruta le
sostiene la espera en un mundo mayor y un viajero que puede ser feliz en
cualquier lugar.
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