José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus
Hay en cada cosa un
pedazo de todo. En cada detalle, un armonía. En el mundo en que vivimos, con la
inteligencia de que somos capaces, es preciso aprender que el sentido de la
vida puede no caber en nuestra cabeza. Existen cosas que no comprendemos porque
su razón es más compleja de lo que nosotros podemos abarcar.
Es sabia la ignorancia
que no se encumbra, sino que se anula, abriendo espacios para que los significados
más profundos se puedan descubrir. La coherencia puede funcionar como una señal
inequívoca de falsedad. La verdad es de un orden diferente a aquello que tiene
sentido al espíritu humano. Cuando en una historia todo encaja perfectamente,
lo más probable es que existan por allí mentiras para tapar los pedazos de lo
incomprensible. La imperfección funciona como la marca de autenticidad, cuando
admite el espacio que la humildad debe reservar
al que nos sobrepasa.
A veces, porque desconocemos
nuestras motivaciones, creamos narrativas ficticias que parecen explicar
nuestras emociones y decisiones, y esto sin darnos cuenta de que nos engañamos
a nosotros mismos. Es, en algunos casos, tan recurrente, que llegamos a tomar
la vida de algún personaje por la
nuestra propia… y todo esto por simple falta de humildad para lidiar con lo que
realmente somos… y que no nos es dado comprender cuando queremos.
Sin que nos demos
cuenta, a veces la verdad, que viaja entre nosotros de incógnito, se descubre a
sí misma. Nosotros casi nunca estamos atentos y, cuando estamos, deslumbrados,
intentamos tocarla… sin percibir que somos nosotros los que debemos esperar ser
tocados por ella.
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