José Luís Nunes Martins
En “Filosofías. 79
Reflexiones” Lisboa 20013. Ed. Paulus. (P.83)
Hay diferentes formas
de entender el tiempo en cuanto realidad. Las culturas orientales lo ven como algo
circular, y cíclico. Por este lado del mundo se piensa que el tiempo es algo
lineal, recto.
Sabemos que el tiempo nos
antecede y comprendemos relativamente bien que no acaba cuando dejamos esta
vida. Pero la muerte aparece como una certeza en diferente grado, que interpela
lo íntimo y obliga a vivir de forma
completamente distinta, como si se tratase de la regla más importante del juego.
Nuestra existencia
antes del nacimiento, no parece tener el mínimo interés para nadie, en cambio
lo que pasará con nosotros después de la muerte tiene a todo el mundo
preocupado.
Bien pudiera ser que la
muerte no está enfrente de nosotros sino detrás. No nos alcanza pero va
cristalizando de forma irreversible todos nuestros momentos, a cada momento.
Lo que se hizo ayer está
vedado a alteraciones. Se puede decidir mucho en relación al presente, casi todo
en relación al futuro, nada en relación al pasado. A nadie le es dado revivir.
La muerte impide completamente cualquier cambio. El presente sólo es presente
en cuanto no hubiera pasado por ella.
Imposibilidad absoluta
de cualquier otra posibilidad, la muerte aniquila por completo todo el
movimiento que no se dirija hacia delante.
Nuestra vida es vivir
la muerte de cada uno de nuestros instantes… hasta que un día ella se anticipa
y nos lleva antes de ser hoy… sólo nos queda, como siempre, dar un paso al
frente, seguir adelante, hacia otro hoy, tal vez fuera del tiempo. Tal vez en
casa, nuevamente.
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