jueves, 13 de marzo de 2014

Todo pasa

José Luis Nunes Martins
en "Filosofías". 79 Reflexiones. Edit. Paulus 2013. Lisboa


Nunca nada es así para siempre así… Quizá la temporalidad sea un principio de armonía. Cuando se aprende a vivir la mudanza, sin estar contra ella, se permanece en armonía con todo el universo. Cada uno de nosotros forma parte del orden esencial de las cosas, aportando a la vida una contribución única. La magnífica belleza del universo procede de esta diversidad de pequeñas nadas. Casi insignificancias. Pero tal como las gotas de agua hacen un mar, también nuestra existencia esta hecha de estos casi insignificantes gestos, pensamientos y acciones. Actos libres, de los cuales somos siempre enteramente responsables. Un universo entero en un hombre sólo.

Cualquier momento, persona y gesto es siempre valioso, porque contiene en sí la esencia inmutable de todo: el amor.

Si vivimos en un paraíso o en un infierno es, muchas veces,  una simple cuestión de perspectiva. Hay quien ve todo mal y quien no consigue descubrirlo en nada. Pero comprender el mundo pasa por percibir que nuestros ojos, así como nuestras manos, contribuyen decisivamente a hacer un mundo bueno o malo. El mundo al final soy yo.

Tenemos una vida, una sola. Pero muchos creen que hay siempre  tiempo de sobra y, por eso, muchas veces, decidimos retrasar lo importante para desperdiciar el tiempo con lo que vale poco.

El bien, el amor, debe prevalecer sobre todo mal. Pero en este mundo, la armonía resulta de una lucha que se gana y se pierde  a cada instante. No nos deslumbremos con los buenos minutos, ni nos desalentemos con las horas malas…


Que se sostenga y se repita, cuantas veces fuere preciso, hasta que el mundo quede a nuestros ojos tal como realmente es: Nunca nada es así para siempre.

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