José Luís
Nunes Martins
publicado em 8 Dez 2012 - 03:00
publicado em 8 Dez 2012 - 03:00
La miseria y la
ignorancia son dos frenos al desarrollo.
Hoy, ninguna pobreza es
casual o inevitable, porque existen los medios que permiten garantizar la total
erradicación de la indigencia. La que existe es fruto de una decisión
mayoritaria de voluntades individuales. Algunos creen que es consecuencia de la
acción de los mercados que, al seleccionar y premiar a los mejores, filtra y
castiga a los que tienen menos capacidad de contribuir al hecho tal como lo
entienden algunos; otros, prefieren apuntar como causa de la pobreza a la
existencia de gente rica, luego, la solución pasaría, para estos, por eliminar
las capas sociales más pudientes.
La ignorancia es un
mal. La libertad supone el privilegio incluso de equivocarse, pero siempre
dentro de un cuadro con todas las opciones.
Quien no sabe, no puede escoger bien. Sólo hay libertad con conocimiento. Pero
hay muchos que creen que sólo serán libres en cuanto no lo seamos todos…
Si en vez de sentarnos
a divagar, nos levantásemos y, sin justificaciones o teorías, diésemos pan a
quienes tienen hambre y saber a quien no sabe, el verdadero progreso acontecería
de forma lógica. No se trata de dar todo sino, tan sólo, de garantizar que a
nadie le falte lo mínimo.
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