sábado, 29 de marzo de 2014

La verdad es lo que queda


jornal i
29 março 2014




                                                         Ilustração de Carlos Ribeiro


Sólo se ama la verdad. Sólo puede amar la mentira quien la cree verdadera. La mentira no es ninguna cosa. Es el vacío de la verdad y de mí.

Debemos tratar a cada ser humano como una obra única, que se hace cada día. Es fundamental estar atentos a lo que se va construyendo, de forma sutil y constante… es un error común creer que conocemos bien al otro, sólo porque un día él nos dijese quien era… todas las personas cambian. Muchos para mejor, para mucho mejor… pobre de quien cree que alguien que erró no puede enmendarse y llegar a ser bueno.

Otros cambian a peor, sin grandes por qués o para qués. Se convierten en ruinas de lo que son, escombros de lo que podían ser… y, aún manteniendo la misma apariencia, ahora son sólo lo que queda de una obra que abatió o fue demolida por la fuerza del tiempo.

Es muy importante que cuidemos de no engañarnos a nosotros mismos respecto de nadie.

Las apariencias que hoy llegan a ser parte de la esencia de tantas personas tienden a deshacer la felicidad de una vida plena.

Hay quien lidia mal con el sufrimiento. Se fijan en las apariencias sólo en el tamaño y en la forma de la cruz y casi nunca se dan cuenta de la fuerza de los hombros que la soportan, de su capacidad de resistir, de las posibilidades que tenemos para vencer o, por lo menos, para perder sin perder la dignidad.

Es cierto que la gracia, la fuerza y los talentos van llegando a medida que son necesarios… es maravillosa nuestra capacidad de adaptarnos a nuevas realidades. Claro que  cuando son hipotéticas o mentirosas, no estamos preparados siquiera para entenderlas… y ¿¡ cuántas veces nos dejamos dominar por el pánico generado sólo por la mera posibilidad!?

Sólo se ama la verdad. Sólo se ama con verdad. Con la mentira no se llega a ser cosa alguna. Sólo quien tiene una vida auténtica puede llegar al punto de darse. De ofrecer algo concreto y valioso: su ser. Con mentira, somos solamente un vacío, una carencia que cuando llega a los otros nada lleva en las manos que esconden y van escondidas. Una para atacar y destruir al otro. La otra para suplicarle la limosna de algo esencial como el amor, que, aunque sea concedido, no podemos percibir… porque la mentira no tiene fondo, por lo que no conseguiremos guardar nada de lo que le fuere concedido.

También es un error preocuparnos con las expectativas que los otros tengan en relación a nosotros. Es grave. Nadie debe luchar por ser algo que agrade a alguien. Las opiniones ajenas no se modifican con facilidad. Quien piensa mal, pensará siempre mal, aunque le coloquen delante  las pruebas  irrefutables de la bondad del que juzga mal… quien piensa bien, pensará bien, no importa lo que venga. Las opiniones definen sólo a quien las alimenta y en ellas pone su seguridad

No debemos esperar de nadie que sea el cielo en la tierra. Debemos aceptar a cada persona por entero con sus limitaciones, acogiendo lo poco que nos pueda dar como lo mejor. También a ella le habrá sido concedido el don de aceptarnos,
con nuestras limitaciones, sin preocuparse de querer más, acogiendo lo que con amor conseguimos darle… nuestro don concordará con el suyo.

El perdón nos libra de la culpa de otro hacia nosotros. Por la reconciliación, se alteran los proyectos de vida, integrando en ellos la verdad así alcanzada. El perdón no es un olvido, sólo es una forma de volver a amar las perfecciones de aquello que es limitado.

 Sólo la verdad protege, ilumina y fortalece a quien, a pesar de todos los sufrimientos, vive con autenticidad.

La verdad es lo que queda después de la ilusión del momento.

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