Henrique Monteiro
08:00 Viernes,
28 de febrero 2014
Esta crónica es prudentemente controvertida, aviso ya. Todo lo que se está haciendo en el campo de la genética me es desconocido; todo lo que es combatir la llamadas “enfermedades mitocondriales” es para mí chino. Como cualquier ciudadano corriente, estoy contra las enfermedades, a favor de la salud y de la felicidad general, amén de que no me gusta meterme en la vida de los demás, siempre que se trate de individuos responsables, libres que no se meten en mi vida.
Esta crónica es prudentemente controvertida, aviso ya. Todo lo que se está haciendo en el campo de la genética me es desconocido; todo lo que es combatir la llamadas “enfermedades mitocondriales” es para mí chino. Como cualquier ciudadano corriente, estoy contra las enfermedades, a favor de la salud y de la felicidad general, amén de que no me gusta meterme en la vida de los demás, siempre que se trate de individuos responsables, libres que no se meten en mi vida.
Pero, hace poco tiempo,
leí que tanto en EUA como en el Reino Unido se pondera la hipótesis de que un
bebé tenga tres padres. Esto para que crezca saludable. La técnica consiste, en
una fertilización in Vitro, utilizar ADN de tres personas para así evitar
enfermedades.
Hace muy poco tiempo
que leí que en Alemania un bebé recién nacido no es obligado a tener un sexo
definido (masculino o femenino) así se permite que la elección pueda ser
posterior
No quiero utilizar
aquel video que se volvió viral por demostrar que mi generación, que no tuvo
estas posibilidades (ni cinturón de seguridad, ni sillitas, ni psiquiatras
infantiles y además, recibía bofetadas de los padres y los profesores) debería
ser un bando de gente traumatizada. Sólo hago la siguiente reflexión: nosotros,
los occidentales, tan preocupados con la salud y con el bienestar de los niños,
con la PMA (procreación médicamente asistida), con los bebés-probeta, con todo
y alguna cosa más, no conseguimos lo más básico: tener, en general, hijos en número
suficiente para conseguir una demografía equilibrada o positiva.
En contrapartida, en
otros parajes del mundo donde todo es –digamos- natural, los niños no dejan de
nacer. Y, a pesar de los elevados índices de mortalidad infantil (aunque en
retroceso), la demografía crece significativamente.
No me interpreten de
forma equivocada. No estoy contra la investigación y el avance de la ciencia,
pero como espíritu libre que me gusta ser, sólo hago una humilde y simple
pregunta: ¿No estaremos haciendo algo mal? ¿No deberíamos pensar más en las
condiciones que los jóvenes tienen (o no tienen, para ser más exacto), para
poder tener hijos?