jueves, 6 de febrero de 2014

La Muerte que Llevamos en el corazón.


 José Luís Nunes Martins, in 'Filosofias - 79 Reflexões' 
[Autoria da Ilustração: Carlos Ribeiro] 


Es en el corazón donde morimos. Es ahí donde la muerte habita.

No siempre nos damos cuenta que cargamos con nosotros, pero, desde que somos vida, ella nos sigue de cerca. Mientras no somos llamados por la nuestra, vamos asistiendo y sintiendo, en ritmo creciente a lo largo de la vida, a las muertes de quienes no son queridos. La muerte de un amigo es como una amputación: perdemos una parte de nosotros; una fuente de amor; alguien que daba sentido a nuestra existencia… porque despertaba el amor en nosotros.

Pero no hay sabiduría alguna, cultura o religión, que no parta del principio de que la realidad está compuesta de dos mundos: uno, al que tenemos acceso directo y, otro, que no pasa por los sentidos, a él se llega a través del corazón. Con todo, lo visible y lo invisible se mezclan de forma misteriosa, hasta el punto de confundirse y, como algunos llegan a comprender, no serán ya dos mundos, sino uno sólo.

Sólo las personas que amamos mueren. Sólo su muerte es absoluta separación. Los extraños, con vidas con los cuales no nos cruzamos, no mueren, porque, para nosotros, de hecho, no llegan siquiera a ser.

Sólo las personas que amamos no mueren. El amor es más fuerte que la muerte. El sufrimiento que se siente es la prueba de una unión que subsiste, ahora de una u otra forma, compuesta sólo de… Amor. Duele, mucho. Pero con la ayuda de los que parten acabamos por sentir que, al final, no estaremos separados para siempre.

El amor hace que nuestra vida continúe teniendo sentido. La partida de los que se van antes que nosotros nos enseña a vivir mejor, de forma más seria, más profunda, de una forma, inequívocamente, más auténtica.

Debemos cuidar de todos los que amamos. A los que partieron, aunque, aquello que les podemos dar es el amor a aquellos que dejaron acá. Porque estos continúan precisando de nosotros, de lo mejor de nosotros… y es siempre una iniquidad cuando un amor por quien partió mata, en alguien, el amor por aquellos que aún están acá.

La muerte nos enseña que el Amor es perdonar más que vengar; consolar más que ser consolado; compartir más que acumular; comprender más que juzgar; dar, darnos, ofrecer lo mejor de nosotros, antes que tener lo que soñamos

No es difícil comprender que nuestros sentimientos y gestos son determinantes, no sólo para nuestra felicidad en este mundo, sino también para la otra vida, de que esta forma parte. Reposa en nosotros, calma y firme, la certeza de que la vida no se mide por la cantidad de los días… sino por el amor de que fue autor y héroe.

… llorar la muerte de un amigo es la prueba de que su vida, aquí, tuvo valor y sentido. Es el mismo amor que nos alegro la vida que nos hace, ahora, llorar… no desapareció, está vivo. Nos habita el corazón.

Son las lágrimas lloradas en el silencio del fondo de nosotros. Es el silencio donde se ama.

Es la esperanza, que es certeza, de que todo el cariño y ternura que fueran capaces de dar no se perderán… sólo se añadirán.

Al final, la misma muerte que lleva a los que amamos, también nos llevará a nosotros… será pues una simple cuestión de tiempo hasta que podamos abrazar y besar a aquellos a quien, ahora, la muerte nos lo impide

En el fondo de nuestro corazón, en lo más profundo de lo que está la muerte en nosotros, está Dios.

A Dios pido la confianza en la eternidad del amor; a Dios pido que ayude a los que en este momento sufren el dolor de las espinas que la muerte clava; A Dios pido que continúe enseñándome ayudándome a amar con toda las fuerzas de que soy capaz. A Dios.

José Luís Nunes Martins, in 'Filosofias - 79 Reflexões'
[Autoria da Ilustração: Carlos Ribeiro] 


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