jueves, 27 de febrero de 2014

El error no tiene sentido


 José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 31 Dez 2011 - 03:00

Una forma infalible de comprender el por qué de los acontecimientos es causarlos. Parece profético, pero es un disparate. Ideas como “sólo me arrepiento de lo que no hice” revelan una pobreza de espíritu digna de compasión. Cometemos errores, sí,  sería mucho mejor si no hubiéramos sido los autores, actores, espectadores y víctimas de algo… errado.

Es peor aún que esta inconsciencia lleve a los sujetos a ignorar las primeras señales adversas, más sutiles. En estos casos, o los accidentes son suficientemente grandes para sobrepasar  la anestesia de la ignorancia, o ni siquiera son percibidos.

Es posible comprender muchos aspectos de la vida sin que sea necesario errar. Otros,  errando. Se necesita tiempo, dominio de sí y una cierta sabiduría. Tiempo para recorrer caminos interiores; dominio de sí para no ceder a los gritos de la necesidad de conclusiones rápidas: y la sabiduría humilde que permita aceptar que existen lógicas más complejas que las que somos capaces de comprender.

La sabiduría, más que acumulativa, es sustractiva. Si pensáramos bien, vamos aprendiendo lo que no debemos hacer, cómo no hacerlo, en qué no confiar, etc. Nuestro intelecto va ganando, progresivamente, capacidad de filtrar la escoria que lo puebla.


Un sabio no es alguien que ve lo extraordinario, sino aquel que consigue mantenerse ciego en relación a cosas para las que los otros miran. En vez de eso, es preciso inteligencia y confianza para aceptar que aquello que tiene sentido, en el fondo, tal vez no tenga sentido ninguno.

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