José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 19 Maio 2012 - 03:00
publicado em 19 Maio 2012 - 03:00
Cuando alguien está en
una situación en que necesita auxilio, es bien posible que cuanta más gente lo
esté viendo, menor será la posibilidad de que alguien lo socorra. Así son los
hombres en nuestros días. Temen la opinión ajena, como si la originalidad fuese
una falta de respeto. El deseo de llegar al consenso, y así evitar las
confrontaciones, es una de las mayores travas a la evolución. Es casi siempre más
difícil resolver un problema en conjunto de lo que lo haríamos individualmente.
Los grupos tienden a
comportarse como los peores de sus miembros, y en una circunstancia normal, hay
siempre quien así certifica la mediocridad de todo.
Es indignante de veras
ver como gran cantidad de personas se conforman con las decisiones de todos,
como un instinto de supervivencia. ¿Pero cómo pueden pensar que la renuncia a sí
mismo sea un paso para su progreso?
Desgraciadamente, la
mayor parte de las personas, gente buena, acepta resignadamente las malas coyunturas
en vez de hacerles frente. Tal vez el comportamiento de las personas corrientes
dependa más de la situación que la envuelve que de su, muchas veces débil,
personalidad.
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