miércoles, 19 de febrero de 2014

Dios escogió ser pobre



José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 24 Dez 2011 - 03:00

Son muchos los que creen que Dios es infinitamente bueno y misericordioso, pero es un completo absurdo que haya descendido a la Tierra para vivir como nosotros y, peor aún, que haya terminado su vida en una cruz.

Este hombre, que era Dios, quiso vivir nuestra vida y morir nuestra muerte. No llegó envuelto en honras y nunca las quiso. Prefirió siempre ser sencillo, teniendo sólo lo esencial, nada más. Llegó hasta nosotros para amarnos y vivir con nosotros. Nos pidió que fuésemos al encuentro de nuestros semejantes más pobres, tal como Él hizo con nosotros.

Felices de nosotros si, por lo menos en el día de Navidad, nos sentimos de la misma familia de los pobres, los dolientes, los que lloran y de todos los que sufren; somos tan desposeídos como ellos en otros aspectos de nuestra vida, y más felices seríamos si diéramos un paso en su dirección. Amar a alguien e ir a su encuentro.

Uno de los más admirables poderes de este Dios que se hizo hombre no cosiste en responder a nuestras dificultades con milagros, sino en darnos a todos nosotros la posibilidad de transformarnos, de transformar nuestras vidas y, a través de eso, el mundo en que vivimos. Nos dio hombros fuertes, a fin de que fuéramos capaces de cargar nuestra propia cruz y de este modo ayudar a los otros a cargar también las suyas.


Tal vez el sentido de la vida sea hacer vencer el Amor sobre el egoísmo.

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