domingo, 2 de febrero de 2014

Ciencias de (dí)Vida

(A pesar de la fecha de publicación, esta crónica sigue siendo muy actual y ayuda a entender lo que pasa... ciertos males siguen ya agarrados al futuro, el peor, la degradación de la vida humana.)


Por José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 29 Set 2012 - 03:00

¿Será que los médicos dejaron de hacer el juramento de Hipócrates para, hipócritamente, jurar defender con aplomo, brío, disciplina y coraje militar el Presupuesto?

En esta semana, el Consejo nacional de Ética para las ciencias de la Vida se pronunció en el sentido de que el Estado portugués puede y debe racionar el acceso a los medicamentos más caros para tratar el cáncer, el sida y la artritis reumatoide. Habiendo dicho el médico que preside el referido Consejo que se trata de “una lucha contra el desperdicio y la ineficiencia, que es enorme en salud”. Pero, que “no es sólo legítimo, sino deseable”. Llegando a referirse al hecho de que cincuenta mil euros por dos meses de vida no se justifican”.

Una vida no tiene precio. Ni cualquier pedazo de ella.

Cómo puede un hombre, médico, llegar a la conclusión de que hay un valor justo para un mes de vida… todos ya tuvimos muchos meses más, hasta años… yo también, podría haber pasado por encima de ellos, pero, a pesar de todo, amputar pasados es diferente de abortar futuros.

Matar de forma absoluta el mañana de alguien es crimen. Se llama homicidio. Se trate de un embrión que se desenvuelve a la velocidad de la vida o un paciente  en coma, con cáncer en fase terminal… es siempre homicidio. Siempre. Porque muere alguien por voluntad de otro

En la vida hay momentos, una mirada, una sonrisa, un beso que duran segundos pero que valen (más que) una vida…

La vida es esencialmente futuro. Aunque sea en una cama de hospital, con lágrimas, en un mar de sufrimiento… la Vida también es eso. No es sólo alegría, también es dolor.

¿Será que los médicos dejaron de hacer el juramento de Hipócrates para, hipócritamente, jurar defender con aplomo, brío, disciplina y coraje militar el Presupuesto? En la conclusión sexta del parecer, el Consejo refiere que los médicos debían obligatoriamente tener más formación ética para tomar decisiones más justas y más, ¡imagínese, responsables!

Argumentaron que no hay recursos y preguntaron a quien escogería yo entre dos docentes con diagnósticos y pronósticos diferentes… Pero a falta de recursos se debe no a quienes paciente, sino a quien anduvo desperdiciándolos. En casa donde no hay razón, todos gritan, pero ninguno  tiene pan.

Tal vez porque alguien lo come todo así que llega… el problema no es el costo de las terapias, sino el dinero que debía existir para pagarlas y que fue canalizado por otras ví(d)as.

Habrá, a estas alturas, una multitud de gente a la búsqueda de una fórmula matemática que decida, ella misma, el “sí” o el “no” en relación a los futuros pacientes en avanzado estado de gasto público… entretanto, parecíame más bien humano que, en casos extremos, fuese alguien a hacerlo, alguien con valor para asumirlo, pero nunca un algoritmo que se aplica de forma impersonal… y detrás del cual, después, muchos se esconden.

En breve la capacidad del Estado para pagar reformas acabara… ¿Qué argumentarán, ante ese escenario, los entonces señores de las Ciencias
 De la (di)Vida? Tal vez alguien ligado a cualquier consejo de ética(¡) venga a decir que la vida, más allá de los setenta años, ya no es vida, que la calidad de vida de los más jóvenes es puesta en peligro por esos egoístas que ya vivieron más de lo suficiente… O tal vez que se debía tener invertido más en abortos… u otra enormidad que no me es dado imaginar

Está completamente errado quien contribuye con su sabiduría sobre ética y sobre la Vida a la aplicación de medidas políticas inhumanas, en un país que puede tener poco dinero, pero que no deja por eso de tener mucho valor. A pesar de los conciudadanos que cambian vidas por dinero.


Queda una apelación: que perdonen estos señores de la Ética pues, seguramente, no saben lo que dicen ni lo que hacen… En la mejor de la hipótesis, porque tal vez nunca consigan una mirada que de una sonrisa se hizo beso… pero, saben, ¡nunca es tarde! Y vale siempre mucho más que cincuenta mil euros –lo aseguro yo.

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