José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 1 Out 2011 - 03:00
publicado em 1 Out 2011 - 03:00
Actualizado há 1 ano 10
meses
Vivimos en el caos.
Todo parece relativo, pues la falta de sentido no siempre nos preocupa. Se
aborda la vida como un trabajo a cumplir, un coste. A veces se presenta una
obligación, pero en la más estúpida de las ingenuidades: se quiere mucho, casi
todo, aquí y ahora, ya. Y porque la realidad de este mundo nunca es tan
generosa como el egoísmo le exige, se enfada. Se opta entonces por el sueño, se
escoge dormir en vez de levantarse y salir a construir la vida.
La misión es simple: seremos lo que podemos ser. Este deber ser lo que se puede, no lo que se sueña, constituye como una fuente de sentido capaz de afrontar las peores de las horas pero, con todas las lágrimas y dolores que se sienten en la cara, en el cuerpo, en la inteligencia y en el alma. Una actitud valiente capaz de sobreponerse a la imaginación que nos alimenta los miedos. Que nos mantiene muertos en el sueño. Que nos invalida.
El camino es largo, lleno de derrotas, terrible hasta el punto de vernos varias veces enfrentados con la definitiva prueba de la fe: ir hacia adelante, seguir el camino en el preciso momento en que la desesperación es más profunda, como Abraham con el cuchillo en ristre, se prepara para sacrificar nuestra alma.
¡Pero, es cuando se pierde la esperanza cuando se derrota al miedo!
Algo surge y nos garantiza que estamos en el camino cierto, la noche sólo retrasa el amanecer - hay una esperanza y una certeza mayores. Al final, si en este mundo no conseguimos ser todo cuanto podemos, entonces es porque no somos de aquí.
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