miércoles, 26 de febrero de 2014

El compromiso y las obstinaciones



José Luís Nunes Martins
Por Jornal i
publicado em 27 Out 2012 - 03:00


Ser obstinado es un compromiso serio, muy serio, como la estupidez. Perseverar en el mal, sin desistir de ello, no es siquiera una conducta digna de la inteligencia más rudimentaria.

Somos lo que seamos capaces de hacer de nosotros. Hay sueños y tiempos para hacerlos reales, sufrimientos que soportar en función de las metas que se quieran alcanzar. Una constate lucha entre lo que somos y lo que podemos ser. Pero hay, en toda esta dinámica un error que es importante erradicar, so pena de desperdiciar tiempo y esfuerzo en el sentido opuesto a lo que se debía: la obsesión.

Muchas personas se consideran obsesivas, como si la obsesión fuese un defecto que se puede y debe asumir, como si se tratase sólo de una forma de perseverancia que se profesa con modestia… No. Ser obsesivo es perseverar en el sentido errado. Es saberse errado y continuar en el mismo camino. Otras veces, el obsesivo es el que se niega simplemente a analizar y evaluar lo que está haciendo, como si eso fuese una mera pérdida de tiempo.

El compromiso es determinante en la plena realización del ser humano en cuanto tal. Las creencias y convicciones deben hacerse concretas en la vida de cada uno de nosotros. La fidelidad a la palabra dada es un valor transcultural. Ser fieles en nuestros compromisos nos honra y dignifica. Nuestra palabra es un momento que atestigua nuestra identidad, o, por lo menos, permitirá evaluar al final de forma muy concreta quien somos.

Los actos son más importantes que las palabras. Pero serían más coherentes y bellos si formaran parte de un programa soñado, pensado y deseado. Desistir de un proyecto sólo es errado si se trata de un criterio acertado, que busca el bien; caso contrario, es la opción correcta. No se comprende como hay gente que valore el carácter de otro a través de la forma en que se mantiene fiel a una línea de conducta, independientemente de donde ella le lleve…

Obsesión es esperar junto a una pared, para que allí haya una puerta. Es estar convencido que todas las evidencias son apariencias engañosas, y ya que todo apunta en un determinado sentido, desistir de la idea inicial corresponde a una falta de integridad.

El compromiso será la forma más elevada que cualquier hombre tiene de asumir lo que es o quiere ser.

No dejando nunca de, esforzadamente, repensar todo a cada momento. Manteniendo el rumbo si ese fuera el camino cierto para el bien; alterándolo en la medida de lo necesario, si con eso el bien se alcanza más eficazmente; desistiendo, si cada paso o minuto proyectados nos apartasen del que es el mayor bien: la felicidad.

Ser feliz pasa por un compromiso personal, una voluntad férrea de no detenerse en dificultades, por mayores que sean. Pero siempre, sin obsesiones, porque eso es insistir en el mal, es no percibir que mucho peor que estar errado es querer continuar así.

Ser obsesivo es un compromiso serio, muy serio, como la estupidez. Perseverar en el mal, sin desistir de ello, no es siquiera una conducta digna de la inteligencia más rudimentaria.

La fidelidad hace que el hombre sea mayor. La obediencia es una de las formas más bellas de ser libre, porque un hombre puede escoger  ser feliz sirviendo un proyecto que no tiene siquiera que ser suyo… infelices serán todos cuantos juzgan que la libertad es hacer lo que le apetece, como si fuesen esclavos de sus apetitos. Quien lucha por sus sueños, sin obsesiones, se determina a ser mayor, mejor. Y se engrandece inmediatamente, con el primer gesto, el momento en que la realidad se le somete a voluntad. El momento en que los ojos se abren y los sueños deben comenzar a cumplirse.

Hay compromisos, sin ninguna obsesión, que comparten más de una persona, importa en esos casos pensar en la obediencia como una concesión bella e inteligente, la capacidad de que disponemos para cambiar nuestra felicidad individual por un sueño, soñado por más de una persona, cuya concretización supone la multiplicación generosa de las posibilidades de ser feliz en cada uno de los que comparten el mismo sueño…


Pero esto será algo absolutamente imposible de comprender por cualquier egoísta… ¡como lo son siempre los obsesivos!

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