sábado, 22 de febrero de 2014

Historias sobre Jesús

Gonçalo Portocarrero de Almada

                                                      Ilustração de Carlos Ribeiro

Reza la crónica que Reza Aslan, de 41 años, musulmán iraní, residente en los Estados Unidos de América desde 1972, es académico y profesor de escritura creativa en la Universidad de California, Riverside. Su libro reciente, “El Zelote –la vida y el tiempo de jesús de Nazaret”, ahora traducido al portugués y objeto de amplio reportaje en el jornal “i” el 15/02/2014,  confirma su enorme creatividad, porque no es más que una obra de ficción histórica, en la que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Es curioso que, aunque nacido en una familia no creyente, Aslan, desde temprano, sintió una especial fascinación por lo trascendente. Con todo, su vida conoció no pocas ambigüedades: se entusiasma con el fervor religioso de la revolución iraní, pero se expatría en la supuesta tierra de Satán, que ni ahora, que es musulmán practicante, cambia por los rigores de la ortodoxia mahometana de su patria. Más tarde, después de participar en un campo de ferias evangélico, se adhiere al cristianismo, pero en una versión protestante y fundamentalista. Finalmente abraza la fe islámica pero, paradójicamente, continúa diciendo que Jesús de Nazaret “es un hombre interesante, que (…) dio un ejemplo que debemos seguir”, muy al contrario él no sólo no lo sigue sino que lo ha cambiado por Alá y por su profeta…

Es de agradecer este interés de autores musulmanes por Cristo, pero es extraño su silencio sobre Mahoma. ¿Será porque su religión, al contrario de la cristiana, que reconoce la libertad de pensamiento y de expresión teológica a sus fieles, no les permite opinar en términos teológicos? ¿O será porque este mal disfrazado empeño en desacreditar a Jesús de Nazaret es, al final, una acción de vanguardia del proselitismo islámico en occidente?

A pesar de decirse, en el referido reportaje, que “El Zelote” es “un retrato histórico, fruto de una investigación intensa”, la verdad es que la búsqueda debe haber sido escasa, porque las conclusiones nada tienen de histórico, ni de inédito.

Algunos ejemplos. Se afirma que el nacimiento de Jesús en Belén es un mito, pero no se aporta ningún dato histórico, ni se cita ninguna fuente que permita negar la veracidad de los dos textos bíblicos del siglo I que lo atestiguan, ni la antiquísima tradición local en ese sentido. Siendo de Nazaret María y José, opina Aslan que Jesús “debe haber nacido” allí, pero esta suposición carece de fundamento. No es inverosímil que se nazca en otra tierra que no sea la natural de los progenitores: se de una familia de ocho hermanos, cuyos padres y abuelos eran todos de Lisboa y, en cambio, cuatro hijos nacieron en el extranjero. En la historia, como en la vida, no todo es lo que parece.

Otra afirmación infundada: Jesús era “probablemente un hombre casado”. ¿Alguna prueba? Ninguna, pero Aslan supone que “es más probable que Jesús haya tenido hijos y estado casado”. Con la misma razón, o falto de ella, podría también suponer  que, siendo la mayoría de los actuales ciudadanos portugueses casados  y  con hijos, también cualquier padre debería ser, para él, “probablemente un hombre casado” y “con descendientes…” Sucede que una mera probabilidad no es un hecho y la historia se construyó a partir de la realidad y no a base de fantasías.

Quizá para aproximar nuestro Cristo a su Mahoma, presenta a Jesús como un imperfecto suceso revolucionario. Olvida, mientras tanto, que el divino carpintero de Nazaret nunca pretendió cualquier poder humano, aunque este le fuera ofrecido por el pueblo, que lo aclamó como rey. Pero aún así, la ambición de poder es, para el Evangelio, la peor tentación, que Cristo rechazó rotundamente. No así Mahoma, cuya creencia se asume como política y está en el origen de los regímenes islámicos teocráticos.


Es tal la imaginación del autor que llega a pormenores que resultan ridículos, como cuando sentencia que “Pilatos no se habría lavado las manos”(¿¡). El hecho es irrelevante en sí mismo, pero no la gratuidad de la afirmación, para la cual no presenta, ni una sola vez, ningún soporte histórico creíble.

Finalmente, “El Zelote” no es otra historia de Jesús de  Nazaret, sino una historia de un Jesús imaginario, que no el Jesús de la historia. Sólo este es, de hecho, el Cristo de la fe.

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